Estaban dos niños hablando y uno le contaba al otro:
”Mi abuelita siempre me cuenta muchos cuentos, historias
de cosas que a ella le han sucedido, y otras que no le han
sucedido, porque mi abuela sabe muchas cosas, ella dice que,
¡es que ha vivido tanto! Un día me llamó
para contarme algo.”
“Ella
me dijo que hay personas que respetan la manera de pensar,
de hacer las cosas y las decisiones de los demás, aunque
ellas no estén de acuerdo o no piensen igual, a esas
personas se les llama tolerantes, si tolerantes, así
dice mi abuelita que se llaman a esas personas, pues como
en la vida tendremos muchos conflictos, y quizás pocos
amigos, tenemos que aprender a aceptar como son y piensan
los demás.”
“¿Sí?
Oye, que complicado es eso. Explícame.”
“¿Abuelita,
por qué los gatos y los perros siempre quieren pelearse?”,
le pregunté
”Porque
son intolerantes uno con el otro”, me contestó.
”¿Qué
quiere decir eso?” , volví a preguntarle
“Que no
se aceptan que uno haga lo que cada cual quiera”, me
contestó, “ya te expliqué, la
tolerancia es una cualidad personal que significa que unos
respeten las ideas, creencias o prácticas de los demás
cuando son diferentes o contrarias a las propias”
“Y los
gatos y los perros son intolerantes uno con el otro, no es
así?”
Y mi abuelita
me aconsejó:_”Así mismo. Tú nunca
seas intolerante con tus compañeros, porque entonces
no tendrás amigos y serás como el perro y el
gato que nunca pueden ser compañeros.”
Tolerancia se refiere a la acción y efecto de tolerar. Como tal, la tolerancia se basa en el respeto
hacia lo otro o lo que es diferente de lo propio, y puede manifestarse
como un acto de indulgencia ante algo que no se quiere o no se puede
impedir, o como el hecho de soportar o aguantar a alguien o algo. La
palabra proviene del latín tolerantĭa, que significa ‘cualidad de quien puede aguantar, soportar o aceptar’.
La tolerancia es un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el otro, hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que choquen o sean diferentes de las nuestras.
En este sentido, la tolerancia es también el reconocimiento de las diferencias inherentes a la naturaleza humana, a la diversidad de las culturas, las religiones o las maneras de ser o de actuar.
Por ello, la tolerancia es una actitud fundamental para la vida en sociedad. Una persona tolerante
puede aceptar opiniones o comportamientos diferentes a los establecidos
por su entorno social o por sus principios morales. Este tipo de
tolerancia se llama tolerancia social.
Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública
creencias o religiones distintas a la nuestra, o a la establecida
oficialmente, se conoce como tolerancia de culto, y está estipulada como tal por la ley.
El 16 de noviembre fue instituido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el Día Internacional de la Tolerancia. Esta es una de las muchas medidas de la ONU en la lucha contra la intolerancia y la no aceptación de la diversidad cultural.
La tolerancia debe admitirse como el respeto a la diversidad, sin embargo este respeto
a las diferencias tiene un matiz activo y pasivo. Ser tolerante pasivo
puede tener un grado de perjuicio cuando, por ejemplo, se es indiferente
ante la violación de los derechos fundamentales de las personas. Hay
situaciones en las cuales no podemos ser inertes y debemos actuar con
energía, mas no con violencia. Ghandi decía “si respondemos ojo por ojo,
lo único que conseguiremos será un país de ciegos”.
La tolerancia activa busca entender y valorar las ideas discrepantes,
implica solidaridad y benevolencia, entendiéndose esta ultima como
simpatía y una actitud de buena voluntad. Séneca, filosofo romano, decía
que los hombres deben estimarse como hermanos y conciudadanos, porque
“el hombre es cosa sagrada para el hombre”.
Pero ¿de qué manera podemos aceptar la diversidad de ideas o posiciones?
- Pongámonos en el lugar de los otros para tratar de entender sus problemas y su manera de actuar.
- Escuchemos sin interrumpir y permitamos a los demás la oportunidad de expresarse.
- Veamos en la diversidad de razas y culturas una señal de la riqueza y amplitud del mundo, en lugar de motivos de desconfianza.
Voltaire (1694-17778), filosofo, escritor francés y uno de los principales representantes de la Ilustración
(período que enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y el
respeto hacia la humanidad) dijo que “No comparto lo que dices, pero
defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.
El león y el jabalí
Durante
el verano, cuando con el calor aumenta la sed, acudieron a beber a una
misma fuente un león y un jabalí. Discutieron sobre quien debería sería
el primero en beber, y de la discusión pasaron a una feroz lucha a
muerte.
Pero, en un momento de descanso, vieron una nube de aves rapaces en espera de algún vencido para devorarlo. Entonces, recapacitando, se dijeron:
- ¡Más vale que seamos amigos y no pasto de los buitres y cuervos!
Las luchas inútiles sólo sirven para enriquecer y alimentar a sus espectadores.
Pero, en un momento de descanso, vieron una nube de aves rapaces en espera de algún vencido para devorarlo. Entonces, recapacitando, se dijeron:
- ¡Más vale que seamos amigos y no pasto de los buitres y cuervos!
Las luchas inútiles sólo sirven para enriquecer y alimentar a sus espectadores.
Referencias Bibliograficas
Programa de EDUCACIÓN EN VALORES
de AMEI-WAECE: